Chihuahua ante los aranceles de Trump: discurso de unidad, presión empresarial y la falta de una estrategia real
La reciente imposición de aranceles del 25% por parte de Donald Trump a las exportaciones mexicanas ha encendido alarmas en Chihuahua, uno de los estados más dependientes del comercio con Estados Unidos. La manufactura y la industria maquiladora, pilares de la economía local, están en riesgo de sufrir impactos directos, lo que ha generado reacciones tanto en el gobierno estatal como en el sector empresarial. Sin embargo, más allá de los llamados a la unidad y las exigencias a la federación, Chihuahua enfrenta una realidad incómoda: sigue sin una estrategia clara para reducir su vulnerabilidad ante estas amenazas cíclicas.
Maru Campos: respaldo a Sheinbaum, pero sin claridad en acciones locales
La gobernadora Maru Campos ha respaldado públicamente a la presidenta Claudia Sheinbaum en su postura contra los aranceles de Trump. A través de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), firmó un pronunciamiento llamando a la unidad nacional y defendiendo la importancia de la relación comercial con Estados Unidos. Este gesto político es relevante, pero también limitado: si bien es necesario mostrar un frente unido ante Washington, la realidad es que Chihuahua no puede depender únicamente de la estrategia federal para proteger su economía.
El gobierno estatal ha apostado por el nearshoring como alternativa para atraer inversión y reducir la dependencia de un solo mercado, pero esto sigue siendo una estrategia a largo plazo. No hay, hasta ahora, un plan concreto de mitigación que responda al impacto inmediato de los aranceles. ¿Qué acciones tomará Chihuahua para apoyar a las empresas afectadas? ¿Habrá incentivos fiscales, apoyo logístico o gestiones directas con Washington? Hasta el momento, no hay respuestas claras.
La presión de Coparmex: Chihuahua necesita una estrategia comercial propia
El sector empresarial, encabezado por Coparmex Chihuahua, ha sido más directo en su preocupación. Han exigido al gobierno federal una estrategia clara para responder a los aranceles, subrayando la necesidad de utilizar los mecanismos legales del T-MEC y buscar una mayor diversificación comercial.
Sin embargo, este reclamo también debería dirigirse al gobierno estatal. Chihuahua es uno de los estados con mayor capacidad para generar sus propias estrategias comerciales, establecer lazos con otros mercados y fortalecer su infraestructura para atraer inversiones que mitiguen el impacto de estas crisis. No basta con esperar a que la federación resuelva el problema. Chihuahua debería liderar una agenda comercial más agresiva y menos dependiente de la voluntad de la Ciudad de México.
El desafío para Chihuahua: dejar de ser rehén de las decisiones de EE.UU.
Cada vez que un presidente estadounidense impone aranceles o endurece políticas comerciales, Chihuahua es de los primeros estados en resentir el golpe. La manufactura, la exportación agropecuaria y la industria automotriz dependen enormemente de la relación con EE.UU., y hasta ahora, ningún gobierno estatal ha logrado cambiar esta realidad.
Hoy, la administración de Maru Campos tiene la oportunidad de demostrar liderazgo más allá de los pronunciamientos políticos. Es momento de exigir a la federación, sí, pero también de construir una estrategia local que brinde a las empresas alternativas reales. Chihuahua no puede seguir reaccionando a los aranceles con comunicados y llamados a la unidad: necesita acciones concretas que eviten que, en unos años, estemos en la misma situación, dependiendo nuevamente de lo que dicte Washington.