Entre el cinismo, la hipocresía y la homosexualidad
Juan Carlos Loera se presenta como un defensor de la justicia social, pero su historial está marcado por acusaciones de desvío de recursos, denuncias de violencia contra las mujeres y traiciones que revelan su absoluta falta de principios.
Como exdelegado de Bienestar en Chihuahua, enfrentó señalamientos por mal manejo de fondos destinados a los sectores más vulnerables, utilizando programas sociales con fines políticos mientras miles de familias quedaban en el abandono. Su discurso de honestidad y servicio público se desmorona ante las denuncias que lo involucran en actos de corrupción y abuso de poder, y su permanencia en la escena política demuestra cómo el sistema sigue protegiendo a quienes deberían rendir cuentas.
La diputada Laura Contreras ha exigido su inclusión en el Registro de Agresores de Mujeres, pero lejos de responder a estas graves acusaciones, Loera sigue operando con la misma impunidad que caracteriza a los políticos reciclados que buscan perpetuarse en el poder.
Ahora, además de su historial de corrupción y abuso, se suman señalamientos sobre su doble vida y su traición a quienes lo han apoyado.
Siendo pareja de Ariadna, Loera a espaldas de ella se casó, demostrando no solo una falta de ética personal sino también una total ausencia de principios y lealtad.
Su hipocresía queda en evidencia cuando pretende hablar de moralidad mientras muerde la mano que lo sostiene y traiciona a quienes han sido sus aliados.
No es casualidad que quien más teme que Ariadna sea la candidata a la gubernatura sea precisamente Juan Carlos Loera, quien ha demostrado que su único interés es mantenerse en el poder a cualquier costo.
Ahora, en una jugada que evidencia su oportunismo, Loera hace dupla con Javier Corral, con quien antes se la pasaba en constantes enfrentamientos.
Tal parece que han encontrado puntos en común o simplemente comparten las mismas mañas. Como dice el refrán, Dios los hace y ellos se juntan.
Además, no podemos olvidar que Loera fue uno de sus principales apoyadores, lo que deja claro que ha sabido moverse entre distintas facciones políticas para seguir en el juego.
La ciudadanía no debe dejarse engañar por personajes que disfrazan de “nueva política” las mismas prácticas de corrupción, cinismo y abuso, porque su presencia no representa un cambio, sino la continuidad de un régimen de impunidad que mantiene secuestradas las instituciones en Chihuahua.