Entre la sequía y la presión internacional

Entre la sequía y la presión internacional

Chihuahua enfrenta una crisis hídrica sin precedentes. Con el 100% de su territorio afectado por sequía, y más del 85% en condiciones extremas o excepcionales, las principales presas del estado, como La Boquilla y Las Vírgenes, operan a niveles críticos, por debajo del 30% de su capacidad.

En este contexto, la gobernadora María Eugenia Campos Galván ha declarado que “nadie está obligado a lo imposible”, refiriéndose al cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944.

Este acuerdo internacional obliga a México a entregar 2,158 millones de metros cúbicos de agua a Estados Unidos en ciclos de cinco años.

Sin embargo, la Federación sostiene que Chihuahua debe aportar el 54.1% del volumen total del tratado, dado que en esta entidad se ubica el río Conchos, una de las principales fuentes de agua para el cumplimiento del acuerdo.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha reafirmado el compromiso de México con el tratado, calificándolo como un acuerdo justo que no debe renegociarse.

No obstante, ha instado a revisar aspectos técnicos para mejorar la entrega de agua y ha propuesto medidas para mitigar el problema, como la tecnificación del riego en zonas cercanas al río Bravo.

Para enfrentar la crisis, se ha firmado el Acta 331, que permite que, en situaciones de emergencia, ríos no aforados como el San Juan y el Álamo contribuyan al tratado.

También se modifica la interpretación de los aportes, considerando las aguas almacenadas en las presas cuando estas alcanzan el Nivel de Agua Máximo Ordinario (NAMO).

La situación actual pone de manifiesto la necesidad de un equilibrio entre el cumplimiento de compromisos internacionales y la protección de los recursos hídricos locales.

La sequía extrema en Chihuahua plantea desafíos significativos para los agricultores y la población en general, lo que complica aún más la capacidad del estado para cumplir con las exigencias del tratado.

Es esencial que las negociaciones entre los gobiernos estatal y federal, así como con las autoridades estadounidenses, consideren las condiciones climáticas y las necesidades locales.

Solo a través del diálogo y la cooperación se podrán encontrar soluciones que respeten tanto los acuerdos internacionales como la realidad hídrica de Chihuahua.