Geo Bujanda y la CEDH: ¿Igualdad de género o estrategia política?
Las recientes declaraciones de Georgina Bujanda sobre la designación de la nueva presidenta de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) han encendido el debate. La ex legisladora afirmó que sería “histórico” que una mujer presida el organismo, argumentando que esto cristalizaría la lucha por la igualdad.
Sin embargo, más allá del discurso de equidad de género, surgen dudas sobre la idoneidad del perfil elegido, la transparencia del proceso y la reputación de la propia Bujanda.
¿Paridad o imposición política?
Bujanda enfatizó que en 32 años la CEDH nunca ha sido dirigida por una mujer, señalando que su nombramiento representaría un avance en la lucha por la equidad. No obstante, el problema no es el género, sino la idoneidad del perfil.
Los críticos han señalado que el proceso de selección estuvo marcado por la fuerte influencia del Palacio de Gobierno y que los dados estaban cargados desde el inicio para favorecer a Bujanda o a otro perfil afín al oficialismo, sin considerar criterios técnicos esenciales.
Experiencia limitada en derechos humanos
Durante su entrevista en la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), Georgina Bujanda admitió su limitada experiencia en derechos humanos, mencionando que su único antecedente en la materia fue hace 15 años, cuando estuvo al frente de la oficina de Atención de Quejas y Denuncias en Ciudad Juárez.
Su historial se ha desarrollado en la administración pública y en cargos políticos, lo que genera dudas sobre su capacidad para dirigir la CEDH sin presiones externas.
Una trayectoria marcada por el abuso de poder
Más allá de la falta de preparación técnica, Geo Bujanda ha sido señalada de manera recurrente por su carácter prepotente y su trato despótico. El personal de apoyo del Congreso del Estado y de la Secretaría General de la UACH pueden dar testimonio de esto.
Bujanda ha sido acusada de:
•Prepotencia y arrogancia en su trato con subordinados.
•Bipolaridad y abuso de poder, generando un ambiente hostil en sus anteriores cargos.
•Alcoholismo y actitudes irresponsables en funciones de gobierno.
•Traición política, que ha mermado su credibilidad dentro de su propio círculo.
El Comité Evaluador de la CEDH no debería perder tiempo entrevistando a Bujanda, cuando basta con preguntar al personal del Congreso y de la UACH sobre su comportamiento para comprender por qué no es apta para el cargo.
Un golpe final a la credibilidad del Congreso
Si el Congreso termina designando a Georgina Bujanda o a Liz Aguilera, será el último clavo en el ataúd de la credibilidad en los procesos de designación.
La CEDH debe ser un organismo autónomo, dirigido por perfiles técnicos con probada capacidad e independencia. Sin embargo, con la sombra del oficialismo, la falta de preparación y los antecedentes de abuso de poder de Bujanda, la posibilidad de que la CEDH se convierta en un instrumento más del gobierno está cada vez más cerca.