La crisis del agua y el doble discurso del gobierno
La protesta de los productores agrícolas en la presa La Boquilla es un síntoma más de la negligencia y la falta de planificación hídrica por parte del gobierno federal. Mientras la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) se apega al cumplimiento del Tratado de 1944 con Estados Unidos, la realidad del campo mexicano es ignorada: sequías prolongadas, presas al límite y agricultores al borde del colapso.
El conflicto no es nuevo, y cada vez que se intenta liberar agua hacia el Río Bravo, la tensión en Chihuahua estalla con justa razón.
El trasfondo político de esta movilización radica en el doble discurso del gobierno.
Por un lado, se insiste en que la prioridad es garantizar el bienestar de los productores nacionales; por otro, se actúa con una sumisión mecánica al tratado internacional, sin ofrecer soluciones claras a quienes dependen de este recurso.
El problema no es solo el cumplimiento del acuerdo con Estados Unidos, sino la absoluta falta de estrategia para enfrentar la crisis hídrica en el país.
La CONAGUA debería estar ofreciendo planes de mitigación, alternativas de almacenamiento o incentivos para mejorar la eficiencia del riego, en lugar de simplemente esperar la resistencia de los agricultores cada vez que se pretende abrir las compuertas.
Además, la falta de transparencia en la toma de decisiones exacerba la desconfianza.
La movilización se originó por rumores, y hasta ahora, las autoridades federales no han emitido una postura clara. ¿Se planea o no la extracción de agua? ¿Se ha evaluado el impacto en la infraestructura de la presa? ¿Existen alternativas viables? Mientras no haya respuestas, los agricultores seguirán en pie de lucha, y con razón.
El problema de La Boquilla no es solo una disputa por el agua, sino una muestra más de la desconexión entre las políticas federales y la realidad del campo. En lugar de enfrentar el problema con medidas reactivas y confrontaciones innecesarias, el gobierno debe asumir su responsabilidad y garantizar un equilibrio entre los compromisos internacionales y la seguridad hídrica de los productores mexicanos.