¿Y los de Morena? Silencio cómplice ante irregularidades en elección de magistrados

¿Y los de Morena? Silencio cómplice ante irregularidades en elección de magistrados

Mientras en el discurso nacional Morena lanza críticas constantes contra el Instituto Nacional Electoral (INE), al que acusa de parcialidad, en Chihuahua ha optado por un silencio cómodo frente a las irregularidades que marcaron el proceso local para designar magistrados.

El Instituto Estatal Electoral (IEE), encabezado por Yanko Durán, permitió la participación de aspirantes claramente alineados con el grupo en el poder, pese a que no cumplían con requisitos constitucionales básicos, como el promedio mínimo en su formación académica.

En otras circunstancias, ese solo hecho habría bastado para desatar una tormenta política. Pero aquí, la voz de Morena simplemente no se escuchó.

Ninguna impugnación, ninguna postura pública, ningún extrañamiento formal.

Quienes suelen acusar al IEE de estar al servicio del PAN esta vez optaron por callar.

Ni Cuauhtémoc Estrada, ni Adriana Beltrán, ni Martín Chaparro han levantado la voz.

Tampoco lo han hecho figuras como Brenda Ríos, Marco Quezada o Miguel La Torre, todos actores con presencia en la escena pública y política de Chihuahua.

El silencio ha sido generalizado, incluso entre quienes en otros momentos han hecho bandera del discurso anticorrupción o la defensa de la legalidad.

El contraste con el actuar del INE es notable.

A nivel federal, el árbitro electoral anuló el proceso de selección de magistraturas por detectar que varios perfiles no reunían los requisitos establecidos en la Constitución.

En Chihuahua, en cambio, las instituciones locales se hicieron de la vista gorda, dejando pasar candidaturas cuestionables sin mayor revisión.

Pero el PAN tampoco puede presumir coherencia.

A pesar de haber sido uno de los partidos más ruidosos en el caso de la ministra Yasmín Esquivel, a quien acusaron de haber llegado a la Corte con trampas académicas, ahora guardan un silencio absoluto frente a la participación de perfiles que no cumplen ni con el mínimo promedio para ser magistrados.

Destaca el caso de Rocío González, quien en su momento lideró la ofensiva moral contra Esquivel, pero que hoy no ha dicho una palabra sobre las dudas que pesan sobre su esposo, Gerardo Acosta, también inscrito como aspirante a magistrado.

¿Dónde quedó la indignación?

La conclusión es incómoda pero clara: mientras en lo nacional se pide rigor y se señalan pactos oscuros, en lo local se permite que el proceso se contamine sin consecuencias.

El INE actuó. El IEE se sometió. Y los partidos, callaron.